“No me dejan”: Campaña de la ONG “Amor de papá” contra el maltrato psicológico infantil que supone el SAP en Chile.

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 «No me dejan abrazarlo», «No me dejan amarlo», «No me dejan acariciarlo» y «No me dejan verlo». Amor de Papá lanza campaña para protestar por funcionamiento de tribunales de familia.

 Por Rossana Chávez M. / La Nación

Por el derecho a ejercer la paternidad

Con dos gigantografías la organización protestará por un sistema judicial que, según ellos, ampara a juezas que diariamente los discrimina por ser hombres, alejándolos arbitrariamente de sus hijos por meses e incluso años. Ya no piden, sino que exigen cambios. Porque no sólo para las mujeres hay razones de género.

 

Mutilados. Así se sienten los padres divorciados cuando se les impide ver a sus hijos. Como si les arrancaran el corazón de cuajo. O les cortaran los brazos. Dos imágenes que en su realidad cotidiana retratan a la perfección su dolor e impotencia ante las barreras que los tribunales de justicia les imponen para ver a sus pequeños.

Por eso la ONG Amor de Papá las escogió para graficar su campaña «No me dejan» que lanzan hoy -a las 10.30 horas en las afueras de los tribunales de familia- para protestar contra una discriminación de género que no están dispuestos a tolerar más: que se protejan a priori los derechos de las madres por sobre los de los padres.

La campaña financiada y protagonizada por los padres que conforman la ONG consta de cuatro afiches que tienen inscritos los lemas «No me dejan abrazarlo», «No me dejan amarlo», «No me dejan acariciarlo» y «No me dejan verlo». Pero sólo dos de ellos serán dados a conocer hoy, en una conferencia de prensa que contará con la presencia del futbolista Fabián Estay, miembro de la ONG, y del diputado Esteban Valezuela.

En la ocasión aprovecharán de hacer un llamado a las empresas dedicadas a la publicidad en la vía pública para que les cedan espacios para instalar sus gigantografías de 4 por 3 metros. Y es que sus recursos son escasos. No así sus ganas. De hecho, si no consiguen lugares instalarán los afiches donde sea. La idea es que se vean y llamen a la reflexión.

«Se hace un llamado a la opinión pública a través de una campaña de alto impacto, fuerte en la gráfica. El concepto creativo pasa por dramatizar al máximo el dolor de los padres al ser privados de sus hijos», dice el creativo de la Agencia Orange, «Quincy».

Cero avance legislativo

La presentación de la campaña es la oportunidad de Amor de Papá para reinstalar sus demandas por igualdad de trato en tribunales y pedirle a las autoridades que así como apoyan a las mujeres en casos de discriminación, también lo hagan con cientos de padres que se sienten vulnerados en sus derechos.

Por ello solicitarán a la presidenta de la Comisión de Familia de la Cámara de Diputados, Isabel Allende, que ponga en tabla la discusión sobre el proyecto de ley de tuición compartida que en junio pasado hicieron llegar a los parlamentarios y sobre el cual no ha habido ningún avance.

Aseguran que han enviado mails y han pedido audiencias, sin embargo, no han tenido respuesta. «Este cambio de ley es necesario para terminar con la discriminación a los hombres, en un sistema judicial perverso» dice el presidente de la ONG David Abuhadba,.

El proyecto de ley propone modificar aspectos del Código Civil, para que la tuición de los hijos sea compartida por los padres y que se castigue a quien denuncie falsamente a una de las partes con el fin de entorpecer o demorar las sentencias de los casos. Además la organización pretende que legalmente se castigue, lo que aseguran es una enfermedad que puede dañar irremediablemente a los menores: el Síndrome de Alienación Parental (SAP), que se genera cuando uno de los padres insta a que el hijo odie o rompa el vínculo afectivo con el otro progenitor.

¿Su objetivo? Simplemente que exista un poder judicial más eficiente, rápido y con juezas que hagan su trabajo de buena manera.

“LLAMA LA ATENCIÓN LA FACILIDAD CON QUE LES DAN CRÉDITO A ACUSACIONES FALSAS”
Ve a sus hijas -de cuatro y tres años- sólo los días domingos de 10 a 18 horas. Aunque su situación es mejor que la de otros padres, a Luca Vergazzoli (41) le parece insuficiente, sobre todo porque a-segura- la madre de las niñas no se preocupa lo suficiente de ellas y las deja a cargo de la nana de la casa.Por eso está orgulloso de ser uno de los “rostros” de esta campaña (arriba en el afiche) pues siente que es una evidencia más de lo que ha hecho por ver a sus pequeñas.Desde que terminó su matrimonio en 2007, cuando Carla, su ex mujer, decidió irse de la casa y llevarse a la niñas con ella, nunca han podido entenderse.Cree que ella busca con las demandas que él sea obligado a volver a Italia y que así se aleje definitivamente de ellas. Luca sabe que sería lo más fácil, pero no está dispuesto a hacerlo. En este “tira y afloja” Luca ha sobrellevado constantes demandas por violencia intrafamiliar, tanto de él hacia ella, como de los abuelos (paternos) de las niñas contra las menores, supuestamente en una visita que realizaron a Italia.“Lo que más me llama la atención es la facilidad con que les dan crédito a acusaciones falsas”, comenta Luca. Lanza un botón: ella lo acusó de amenazarla de muerte en la cocina de su casa. Pero él asegura tener pruebas -como el pago de tag- de haber estado trabajando en San Bernardo ese día.Luca dice tener diez causas en su contra en diez meses. Lo único que lo mantiene en pie es saber que la relación con sus hijas es muy cercana y confiable, algo que sabe Carla no podrá afectar, ya que a pesar que entre abril y septiembre no pudo ver a sus pequeñas, el lazo sigue tan estrecho como cuando vivían en la misma casa.
“SE DEBE CASTIGAR A LAS JUEZAS INCOMPETENTES”
LN1Diego Morales aún recuerda cuando llegaba a buscar a su hijo L.M.S. a la casa de su ex y lo veía colgado de la reja esperándolo. Pero hoy esta imagen es sólo un recuerdo, ya que hace un mes que no puede verlo. Aunque una jueza le otorgó visitas provisorias los sábados de 14.00 a 18.00 horas, éstas no se cumplen.El año pasado Diego debió enfrentar un juicio del cual resultó culpable de violencia intrafamiliar, acusación que -asegura- no es cierta y de la cual no existen pruebas. Como consecuencia de ello lo obligaron a pagar una multa y lo sentenciaron a visitas los días miércoles de 15.00 a 18.00 horas en un hogar de niñas por más de un año, ya que nunca se revisó la sentencia como lo ordenó la jueza.Por eso Diego tiene rabia con el sistema judicial y espera que con esta campaña “de una vez por todas se castiguen a las juezas de familia que son incompetentes y que se vuelven un peligro para la sociedad”, señala.Dice que por culpa de una de ellas hasta el día de hoy está cesante, ya que en su trabajo lo despidieron por faltar los días miércoles, debiendo asumir una pensión alimenticia que asegura no puede pagar.“Estoy a punto de perder la casa que tanto me costó comprar, pues no puedo pagar mis dividendos por lo que vivo mendigando hogar y dinero. Antes tenía una excelente situación económica, hasta antes de que mi ex en conjunto con la jueza destruyeran mi vida”, comenta angustiado.Nuevamente se repite la historia que Diego vivió en mayo 2006 cuando su relación con Vania terminó y ella decidió llevarse a su hijo de la casa y retirarlo del jardín infantil al que asistía. Junto con eso pidió una medida precautoria cuyas audiencias se realizaban justamente cuando Diego, por trabajo estaba fuera de Chile, lo que se tradujo en un alejamiento por seis meses. Finalmente logró visitas las que durante dos meses no se cumplieron. Lo mismo que ocurre ahora por tercera vez, sin que se decrete arresto por estos incumplimientos.

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