¿Mi Delegado del Gobierno me miente lo normal?

La jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Caso Elsholz contra Alemania de 13 de julio de 2.000, Caso Sommerfeld contra Alemania de 8 de junio de 2.003, y otros) advierte que “los Tribunales están obligados a averiguar si el síndrome de alienación parental (SAP) está presente en los menores y determinar sus consecuencias para su desarrollo”.

¿Qué hace en España un Delegado del Gobierno practicando el negacionismo del SAP? ¿Dispone del título de Psiquiatra especialista en Salud Mental infanto-juvenil? ¿Es que el Gobierno de España práctica política activa contra los Derechos Humanos o es que este Delegado del Gobierno “va por libre” y no reconoce autoridad al Tribunal Europeo de Derechos Humanos?

Miguel Lorente

Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género, indicando “neomitos”  /   EFE / Kiko Huesca


http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20090202/53631806359/los-nuevos-machistas-se-presentan-como-feministas.html

También critica el síndrome de alienación parental (SAP).

Eso es un neomito, que intenta ampararse en la ciencia cuando en absoluto tiene respaldo científico. Es imposible alinear a un menor contra un padre al que está unido afectivamente.

http://www.laopinion.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009012400_9_195499__Sociedad-Lorente-cree-llego-tarde-violencia-genero-solo-condena-maltratadores

EUROPA PRESS En declaraciones a Europa Press con motivo de la edición de su último libro titulado ‘Los nuevos hombres nuevos’ (Destino), el delegado del Gobierno explicó que «en sólo seis años, España ha pasado de tener una situación inconexa y desenfocada a tener un criterio único y homogéneo con un instrumento que permite abordar globalmente el problema: la Ley Integral».

En este sentido, destacó que el 70 por ciento de las denuncias acaba en sentencia condenatoria e incidió en que la evolución desde su aprobación «demuestra que ha habido un cambio positivo, pero la reflexión es qué clase de sociedad sería la española» si se conformara con que «haya 400.000 casos (de maltrato) al año y sólo 100.000 se denuncien».

A su juicio, esta situación tiene mucho que ver con la «posmodernidad», que ha contribuido a la generación de lo que en su libro denomina «posmachismo», es decir, una corriente de «nuevos hombres nuevos» que en lugar de atacar directamente el empoderamiento de la mujer, hacen «crítica de la crítica» utilizando instrumentos similares al de las feministas para fundamentar su posición dominante.

Según explicó, este tipo de hombres aparecen como víctimas «o se rodean de un falso cientifismo» para intentar justificar lo «inasumible», como cuando esgrimen el «falso» Síndrome de Alienación Parental (SAP), principal argumento en las solicitudes de custodia según el cual los menores en un proceso de separación tienden a volverse en contra del padre por manipulación de la madre.

‘NUEVOS HOMBRES NUEVOS’

Además, «se esconden» tras estereotipos sociales como el descrito por Lorente bajo el nombre de ‘Agresor 10’: aquel que cumple todas las características que se le presumen a alguien capaz de matar a su mujer (alcoholismo, escaso nivel educativo, bajo poder adquisitivo, historia de maltrato familiar etc.) y que acaba condenado «para tranquilizar conciencias». De este modo, se diferencian cara al público del agresor, aunque lo sean.

«Sorprende mucho ver cómo ellos viven las políticas de igualdad y la referencia de igualdad como una posición que ataca algo, cuando en realidad busca el bien para todos», declaró el delegado del Gobierno, para después cuestionar por qué cuando hay avances en materias como el ecologismo «nadie se siente atacado», mientras que con los temas de género «se sienten cuestionados».

Sin embargo, Lorente se confiesa optimista cara a la erradicación de la violencia de género y de la desigualdad tradicional entre géneros en que se sustenta. La formación, la sensibilización y la lucha contra «determinados prejuicios» son parte de la solución, aunque en su opinión lo más importante es «el ambiente» para aislar al violento.

«La desigualdad y la violencia de género tienen fecha de caducidad, no es una fecha exacta, pero dado que el frío conserva y el calor destruye, si mantenemos caliente el ambiente, denunciando y aislando a los maltratadores, acabará desapareciendo», aseguró.

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