El germen de patologías mentales más rabiosamente contemporáneo está relacionado con la alienación parental y la escasa comunicación en el hogar (J. A. Camacho, psicólogo clínico del Hospital Internacional Xanit de Benalmádena).

La opinión de Málaga 16-5-2011.
Un joven obsesionado con las marcas de su cuerpo. Un alumno de instituto incapaz de levantar la vista más allá de la pantalla. Los cambios producidos en la sociedad en las últimas décadas, algunos de ellos profundos y tenaces, han traído aparejados nuevas patologías. La mayoría se concentran en los adolescentes, que cada vez presentan más cuadros desconocidos por las generaciones anteriores, producto, según los especialistas, de la alteración del entorno familiar, sobre todo en lo que respecta a la comunicación, y la pérdida de autoridad en los colegios.
De acuerdo con José Antonio Camacho, psicólogo clínico del Hospital Internacional Xanit de Benalmádena, la mayoría de consultas e ingresos protagonizados por jóvenes están ligados a trastornos como la ansiedad o la depresión, originados casi siempre por la falta de adaptación a los cambios y a las nuevas exigencias. Junto a éstas, destacan cada vez con mayor número de casos entre los malagueños perturbaciones relativamente recientes como la adicción a internet o la vigorexia.

Sobre el primero, Camacho pone el acento en el perfil, que es principalmente masculino y se asocia a otro tipo de problemas como las dificultades para relacionarse. «Estamos hablando de jóvenes que pasan hasta diez horas consecutivas con el ordenador y en los que la adicción se revela en un complemento adyacente a otros problemas», afirma.

En lo que respecta a la vigorexia, que forma parte del espectro de patologías en crecimiento entre los jóvenes de la provincia, su origen se vincula a los cambios físicos de la adolescencia y al ideal de belleza, que ha ganado peso entre los componentes de éxito. Camacho percibe además un cambio en el concepto que apunta, incluso, a la representación masculina de los juguetes, fabricados cada vez con un perfil más atlético y musculoso.

Entre las afecciones más comunes figuran también trastornos alimenticios como la anorexia, más común entre las niñas. En este caso, operan los mismos parámetros, indisociables, según los especialistas, de la respuesta del entorno al cambio de apariencia que se produce en el tránsito a la edad adulta. «Hay una crisis identitaria producida por la imagen», acota el experto.

El respaldo y el interés de la familia en estos casos resulta fundamental para que la enfermedad no aparezca. El germen de patologías mentales más rabiosamente contemporáneo está relacionado con la alienación parental y la escasa comunicación en el hogar, circunstancia que provoca asimismo que en multitud de ocasiones los problemas sean también difíciles de detectar . No todos los adolescentes reaccionan de la misma manera. «Muchos se aislan o se muestran simplemente irritables frente a episodios de depresión», indica.

La experiencia de Camacho reconoce además entre las nuevas patologías algunas de orden sexual, herederas de la fricción entre la liberación de los últimos años y el mantenimiento de actitudes atávicas. Los jóvenes que descubren su orientación se enfrentan a veces en el colegio con el rechazo que no tienen que soportar en casa. Y viceversa.

El repunte de este tipo de trastornos de nuevo cuño entre los adolescentes coincide con el aumento de consultas e ingresos entre los jóvenes por problemas engastados en la crisis económica, caso de las dificultades para abonar la hipoteca o encontrar empleo.

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