En España, según la Ley Orgánica de Universidades vigente es función de la Universidad la creación de Ciencia (no de la OMS, que suprimió la homosexualidad como enfermedad mental en 1990, ni del Congreso o del Senado). En la Universidad pública española se estudia, se enseña y se investiga el SAP.
La subcomisión de Igualdad del Congreso (¿formada quizá por eminentes Psiquiatras y Psicólogos Clínicos especialistas en Salud Mental Infanto-juvenil?) que ha evaluado la ley de Violencia de Género ha sido rotunda con el síndrome de alienación parental (SAP): no existe (por algo nuestro legislativo suprimió la idiocia del Código Civil). Pero ayer mismo la adjunta al Defensor del Menor, Carmen González, aseguraba que «la realidad es que hay manipulaciones». El debate está abierto, tal como se refleja en El síndrome de alienación parental, 80 preguntas y respuestas (Viena Ediciones), que acaba de publicar Domènec Luengo, doctor en Psicología, especialista en trastornos de ansiedad y profesor del ICE de la Universitat de Barcelona, en colaboración con Arantxa Coca. El SAP existe y no es sexista.